PRIMERA PARADA, SAN
CRISTOBAL
Para recorrer el mundo,
hay que comenzar dando el primer paso
Mi nombre es David Herrera
actualmente me dedico a viajar junto con mi amigo Luis Romo, nosotros somos originarios de Aguascalientes,
pero desde hace algún tiempo decidimos planear un viaje hacia el sur tratando de conocer algunos países de Latinoamérica.
La fecha de partida fue el 19 de mayo de 2015, y después de unas semanas muy
ocupadas y llenas de nostalgia adelantada, el día se llegó y ahora nos encontramos en Chiapas, en San
Cristóbal de las Casas.
San Cristóbal o San Cris como se
le conoce comúnmente es un pueblo mágico, no solo porque el gobierno le dio
esta denominación, sino realmente por que posee una especie de misticismo y
porque de alguna manera extraña parece estar atrapado en una época del pasado.
Este pueblo se ha convertido en el punto turístico más importante de Chiapas,
pero es que aparte de su buena ubicación, también cuenta con un encanto propio
difícil de explicar, pero que todas las personas que han recorrido estas calles
saben que el simple hecho de perderse sobre ellas resulta una experiencia llena
de magia.
Para comenzar a hablar de la
variedad de este lugar es necesario
mencionar la diversidad de personas que aquí conviven. Si caminas por los
andadores vas a encontrarte con gente de todo el mundo, japoneses, africanos
(un ejemplo es Edu nuestro nuevo amigo de Kenia que anda viajando por
Latinoamérica, y que coincidentemente llego al mismo hostal que nosotros),
europeos, americanos, sudamericanos, mexicanos de toda la república, mochileros
de todos lados y por su puesto los indígenas descendientes de los mayas, que a final de cuentas le aportan ese misticismo
al lugar, el solo hecho de pensar cómo será un día común y corriente para
ellos, el imaginarnos que es lo que tendrán en sus cabezas y en sus corazones
son aspectos bastante intrigantes. Los principales grupos que aquí se pueden
ver en la actualidad son los Tzotziles y los Tzeltales que vienen de otras
comunidades como San Juan Chamula o Zinacantán, los cuales bajan hasta San Cristóbal para vender
sus productos, ellos hablan en sus dialectos principalmente el Tsotsil o
Tseltal (se escriben con “ts” pues en su dialecto no existe la z) aunque todos
aquí también se valen del español para poder vender sus productos. A las
indígenas se les puede ver en el mercado acomodando las canastas de todo tipo
de frutas y verduras frescas que venden a diez pesos o cargando gallinas vivas; de igual manera en
las calles ofreciéndote artesanías, sudaderas de lana o chalinas coloridas.
También se ven niños indígenas que van jugando con sus amigos y luego toman sus
canastas para ofrecerte artesanías de animalitos de barro. Creo que como
mexicanos se puede sentir que algo en ellos es parte de nosotros, que algo de
sus costumbres a final de cuentas define nuestro comportamiento social.
Otro aspecto fascinante de este
lugar es la influencia del movimiento Zapatista que aún se respira. En 1994 el EZLN,
Ejercito Zapatista de Liberación Nacional, tomo las instalaciones del Palacio
de San Cristóbal para detonar un movimiento revolucionario en favor de las
comunidades indígenas, que ha sido considerado como la primera revolución del
mundo moderno y que ha tenido un impacto
a nivel internacional. Los símbolos de este movimiento todavía son
visibles en forma de grafitis en las
calles, en el llavero del cuarto de
nuestro hostal, en algunos locales donde venden artículos zapatistas, en el en
las figuras zapatistas que venden los indígenas, e incluso en unos delos
andadores principales se encuentra el
establecimiento “TierrAdentro” conformado por Cooperativas Autónomas
Zapatistas donde además de un restaurante también se puede comprar literatura
zapatista y productos relacionados con el movimiento, muchos de ellos
elaborados por manos zapatistas. Otro aspecto que hemos descubierto es que en
varios comercios se proyectan documentales o videos sobre dicho movimiento y
donde al final suele haber discusiones sobre el tema que denotan que la llama de
este movimiento sigue encendida y causando interés entre la gente tanto local
como visitantes.
De igual manera la gran cantidad
de templos es algo característico de este lugar, las iglesias suelen ser muy
coloridas por fuera y por dentro son simples y no muy ostentosas, las más
importantes cuentan con adornos de madera revestida en oro, y algo muy
característico es la gran cantidad de santos de rasgos indígenas y sus decorados coloridos, un ejemplo claro
de la evangelización española de hace siglos. Es muy común orientarse en base a
los templos: “te vas hasta llegar al templo donde se ponen los vendedores, el
de Santo Domingo”, o “subes hasta llegar al templo del Cerrillo”, o “puedes ir
a cenar junto al templo azul el de santa Lucía”. Además de la Catedral que se
localiza en la Plaza de la Paz, algo que me gusta mucho son los dos miradores
que se localizan a ambos lados del pueblo, dos cerros que en lo alto tienen un
templo y desde los cuales se puede ver todo el pueblo. Nosotros ya subimos
ambos miradores el de san Cristóbal de 250 escalones en forma de “zigzag” para
llegar a la cima y nuestro favorito el
mirador del templo de Guadalupe de 80 escalones.
Bueno creo que haber comenzado el
viaje en un lugar como este fue lo mejor que se nos pudo ocurrir, aún nos
quedan un par de semanas para seguir conociendo este lugar y posteriormente
continuar con nuestro recorrido.
David Herrera González.
28 de mayo de 2015.
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