lunes, 8 de junio de 2015

PRIMERA PARADA, SAN CRISTOBAL




PRIMERA PARADA, SAN CRISTOBAL



Para recorrer el mundo, hay que comenzar dando el primer paso
 

Mi nombre es David Herrera actualmente me dedico a viajar junto con mi amigo Luis Romo,  nosotros somos originarios de Aguascalientes, pero desde hace algún tiempo decidimos planear un viaje hacia el sur  tratando de conocer algunos países de Latinoamérica. La fecha de partida fue el 19 de mayo de 2015, y después de unas semanas muy ocupadas y llenas de nostalgia adelantada, el día se llegó  y ahora nos encontramos en Chiapas, en San Cristóbal de las Casas.  
San Cristóbal o San Cris como se le conoce comúnmente es un pueblo mágico, no solo porque el gobierno le dio esta denominación, sino realmente por que posee una especie de misticismo y porque de alguna manera extraña parece estar atrapado en una época del pasado. Este pueblo se ha convertido en el punto turístico más importante de Chiapas, pero es que aparte de su buena ubicación, también cuenta con un encanto propio difícil de explicar, pero que todas las personas que han recorrido estas calles saben que el simple hecho de perderse sobre ellas resulta una experiencia llena de magia.
Para comenzar a hablar de la variedad de este lugar  es necesario mencionar la diversidad de personas que aquí conviven. Si caminas por los andadores vas a encontrarte con gente de todo el mundo, japoneses, africanos (un ejemplo es  Edu nuestro nuevo amigo de Kenia que anda viajando por Latinoamérica, y que coincidentemente llego al mismo hostal que nosotros), europeos, americanos, sudamericanos, mexicanos de toda la república, mochileros de todos lados y por su puesto los indígenas  descendientes de los mayas, que  a final de cuentas le aportan ese misticismo al lugar, el solo hecho de pensar cómo será un día común y corriente para ellos, el imaginarnos que es lo que tendrán en sus cabezas y en sus corazones son aspectos bastante intrigantes. Los principales grupos que aquí se pueden ver en la actualidad son los Tzotziles y los Tzeltales que vienen de otras comunidades como San Juan Chamula o Zinacantán,  los cuales bajan hasta San Cristóbal para vender sus productos, ellos hablan en sus dialectos principalmente el Tsotsil o Tseltal (se escriben con “ts” pues en su dialecto no existe la z) aunque todos aquí también se valen del español para poder vender sus productos. A las indígenas se les puede ver en el mercado acomodando las canastas de todo tipo de frutas y verduras frescas que venden a diez pesos  o cargando gallinas vivas; de igual manera en las calles ofreciéndote artesanías, sudaderas de lana o chalinas coloridas. También se ven niños indígenas que van jugando con sus amigos y luego toman sus canastas para ofrecerte artesanías de animalitos de barro. Creo que como mexicanos se puede sentir que algo en ellos es parte de nosotros, que algo de sus costumbres a final de cuentas define nuestro comportamiento social.

Otro aspecto fascinante de este lugar es la influencia del movimiento Zapatista que aún se respira. En 1994 el EZLN, Ejercito Zapatista de Liberación Nacional, tomo las instalaciones del Palacio de San Cristóbal para detonar un movimiento revolucionario en favor de las comunidades indígenas, que ha sido considerado como la primera revolución del mundo moderno y que ha tenido un impacto  a nivel internacional. Los símbolos de este movimiento todavía son visibles en forma de grafitis en las calles,  en el llavero del cuarto de nuestro hostal, en algunos locales donde venden artículos zapatistas, en el en las figuras zapatistas que venden los indígenas, e incluso en unos delos andadores principales se encuentra el  establecimiento “TierrAdentro” conformado por Cooperativas Autónomas Zapatistas donde además de un restaurante también se puede comprar literatura zapatista y productos relacionados con el movimiento, muchos de ellos elaborados por manos zapatistas. Otro aspecto que hemos descubierto es que en varios comercios se proyectan documentales o videos sobre dicho movimiento y donde al final suele haber discusiones sobre el tema que denotan que la llama de este movimiento sigue encendida y causando interés entre la gente tanto local como visitantes.

De igual manera la gran cantidad de templos es algo característico de este lugar, las iglesias suelen ser muy coloridas por fuera y por dentro son simples y no muy ostentosas, las más importantes cuentan con adornos de madera revestida en oro, y algo muy característico es la gran cantidad de santos de rasgos indígenas  y sus decorados coloridos, un ejemplo claro de la evangelización española de hace siglos. Es muy común orientarse en base a los templos: “te vas hasta llegar al templo donde se ponen los vendedores, el de Santo Domingo”, o “subes hasta llegar al templo del Cerrillo”, o “puedes ir a cenar junto al templo azul el de santa Lucía”. Además de la Catedral que se localiza en la Plaza de la Paz, algo que me gusta mucho son los dos miradores que se localizan a ambos lados del pueblo, dos cerros que en lo alto tienen un templo y desde los cuales se puede ver todo el pueblo. Nosotros ya subimos ambos miradores el de san Cristóbal de 250 escalones en forma de “zigzag” para llegar a la cima  y nuestro favorito el mirador del templo de Guadalupe de 80 escalones.
Bueno creo que haber comenzado el viaje en un lugar como este fue lo mejor que se nos pudo ocurrir, aún nos quedan un par de semanas para seguir conociendo este lugar y posteriormente continuar con nuestro recorrido.


David Herrera González.
28 de mayo de 2015.



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