lunes, 15 de junio de 2015

EN BUSCA DE UN LUGAR DONDE QUEDARNOS.



EN BUSCA DE UN LUGAR DONDE QUEDARNOS.

La vida es un gran viaje que hay que saber recorrer ligeros de equipaje y cargados de actitud.



Mi nombre es David Herrera, hace algunos días llegamos a Chiapas Luis y yo, provenientes de Aguascalientes, nuestra ciudad natal. Llegamos a estas tierras con la intención de comenzar un viaje hacia el sur, el  pasado martes 19 de mayo arribamos al aeropuerto de Tuxtla Gutiérrez, de allí tomamos un colectivo que nos llevó a San Cristóbal  de las Casas. Llegamos a la central  con nuestras maletas, donde cargamos todas nuestras pertenencias materiales de los próximos meses, y  comenzamos a caminar, sin saber para donde y sin haber comido más de unas barritas de granola en todo el día. Algunas personas de locales turísticos nos ofrecieron llevarnos a algunos hostales pero su insistencia por el contrario de convencer, termina por asustar. Nuestra urgencia por quitarnos las maletas de la espalda después del largo viaje nos hizo empezar a preguntar en los hoteles que estaban cerca de la central. Fue en el segundo el Hotel Capri donde nos quedamos, a primera instancia no se veía mal, pero ya cuando nos enseñaron el cuarto estaba un poco deprimente, no tanto como para no pasar una noche allí. El hotel en si no era feo, pero el cuarto estaba viejo y descuidado, el baño estaba limpio, la cama no era muy cómoda pero como veníamos bastante cansados si pudimos dormir esa noche. Ya una vez que dejamos las cosas fuimos a comer algo, nos decidimos por una opción que no representara mucho riesgo para el estómago, carne asada, venía con sus frijolitos negros, arroz y ensalada de lechuga, con el hambre que teníamos todo nos supo delicioso.
Luis y yo ya hemos hecho viajes de este tipo, y sabemos que el lugar donde te vas a quedar es importante, pues es cuestión de buscar para encontrar algo decente y que aparte te permita economizar. Es por ello que en la noche decidimos salir a buscar un mejor hostal para estar aquí las siguientes tres semanas. Comenzamos a preguntar en cuanto hostal veíamos, yo traía el nombre de dos opciones que mi amigo Jorge, quien vivió aquí unos meses, me había dado, uno era el Deja Vu y el otro el hostal Rosco. Llegamos a uno que nos daba precio por semana, era un hotel el cuarto se veía bien y tenía su baño, pero el precio era algo elevado para el presupuesto planeado. Así que continuamos  la búsqueda, llegamos a otro que se llamaba “posada Gladys” donde nos rentaban una cabañita en muy mal estado y a un precio caro y aparte el señor que atendía  tenia cara de pocos amigos, salimos de ahí en cuanto pudimos y vimos que en frente estaba el “hostal Don Luis”, pensamos que podía ser una señal por eso del nombre de Luis, pero cuando nos mostraron las instalaciones, nos llevaron a una azotea y allí había unos cuartos totalmente descuidados y con solo una cama matrimonial, pero los baños compartidos, se veían limpios, hasta el momento era el que mejor precio nos había ofrecido pero si eran algo deprimentes y no queríamos comenzar el viaje de esa manera. De regreso pasamos por otro que atendían unos jóvenes, al entrar estaba un chavo con su guitarra tocando y otros dos señores jugando cartas en la terraza, el cuarto que nos enseñaron era agradable pero el precio seguía un poco arriba de lo que queríamos pagar.
Ya cuando íbamos de regreso hacia el hotel vimos una calle iluminada y decidimos dar una última vuelta, ya iban a dar las once de la noche y de pronto Luis vio que en una pared decía la palabra hostal, nos acercamos y se veía un patio central bien iluminado y estaba una jovencita, que nos dio informes pero nos dijo que esa noche ya estaban llenos pero que mañana se desocuparían. Por el precio y lo que alcanzamos a ver no se veía nada mal, pero tendríamos que regresar al siguiente día. Al salir  nos fijamos que el nombre de la calle era 1 de marzo, después regresamos a dormir.
Al siguiente día salimos del hotel como a las diez de la mañana con las mochilas en la espalda y comenzamos a caminar, decidimos llegar primero al hostal ese que vimos en la noche,  no batallamos para encontrarlo, y nos dimos cuenta que se llamaba hostal Luna Nueva, allí estaba la jovencita y nos dijo que justamente acababan de arreglar el cuarto que ya se había desocupado, nos invitó a pasar y desde que entramos vimos  que el patio central estaba muy bien arreglado con  plantas y  flores, cuando nos enseñó el cuarto vimos que era justamente lo que ocupábamos y según el precio que nos había dado nos quedaba perfecto , revisamos los baños y estaban muy limpios y también contaba con una cocina equipada donde los huéspedes podían hacerse de comer. Todavía fuimos a ver algunas otras opciones pero ninguna otra nos convenció.
Hoy es nuestro cuarto día en el Hostal Luna Nueva y estamos muy contentos, hemos hecho uso de la cocina todos los días, todo es muy limpio y la gente del hostal, así como los huéspedes han resultado ser muy agradables.
Al parecer el habernos encomendado a San Cristóbal, patrono de los viajeros, sirvió de algo, esperamos que el destino siga acomodándonos las cosas para seguir cayendo en buenas manos y en buenos lugares en el transcurso de nuestra aventura.

Escrito por David Herrera González.
24 de mayo de 2015.

No hay comentarios:

Publicar un comentario