EN BUSCA DE UN LUGAR
DONDE QUEDARNOS.
La vida es un gran viaje
que hay que saber recorrer ligeros de equipaje y cargados de actitud.
Mi nombre es David Herrera, hace
algunos días llegamos a Chiapas Luis y yo, provenientes de Aguascalientes,
nuestra ciudad natal. Llegamos a estas tierras con la intención de comenzar un
viaje hacia el sur, el pasado martes 19
de mayo arribamos al aeropuerto de Tuxtla Gutiérrez, de allí tomamos un colectivo
que nos llevó a San Cristóbal de las
Casas. Llegamos a la central con nuestras
maletas, donde cargamos todas nuestras pertenencias materiales de los próximos
meses, y comenzamos a caminar, sin saber
para donde y sin haber comido más de unas barritas de granola en todo el día.
Algunas personas de locales turísticos nos ofrecieron llevarnos a algunos
hostales pero su insistencia por el contrario de convencer, termina por asustar.
Nuestra urgencia por quitarnos las maletas de la espalda después del largo
viaje nos hizo empezar a preguntar en los hoteles que estaban cerca de la
central. Fue en el segundo el Hotel Capri donde nos quedamos, a primera
instancia no se veía mal, pero ya cuando nos enseñaron el cuarto estaba un poco
deprimente, no tanto como para no pasar una noche allí. El hotel en si no era
feo, pero el cuarto estaba viejo y descuidado, el baño estaba limpio, la cama
no era muy cómoda pero como veníamos bastante cansados si pudimos dormir esa
noche. Ya una vez que dejamos las cosas fuimos a comer algo, nos decidimos por
una opción que no representara mucho riesgo para el estómago, carne asada,
venía con sus frijolitos negros, arroz y ensalada de lechuga, con el hambre que
teníamos todo nos supo delicioso.
Luis y yo ya hemos hecho viajes
de este tipo, y sabemos que el lugar donde te vas a quedar es importante, pues
es cuestión de buscar para encontrar algo decente y que aparte te permita
economizar. Es por ello que en la noche decidimos salir a buscar un mejor
hostal para estar aquí las siguientes tres semanas. Comenzamos a preguntar en
cuanto hostal veíamos, yo traía el nombre de dos opciones que mi amigo Jorge,
quien vivió aquí unos meses, me había dado, uno era el Deja Vu y el otro el
hostal Rosco. Llegamos a uno que nos daba precio por semana, era un hotel el
cuarto se veía bien y tenía su baño, pero el precio era algo elevado para el
presupuesto planeado. Así que continuamos
la búsqueda, llegamos a otro que se llamaba “posada Gladys” donde nos
rentaban una cabañita en muy mal estado y a un precio caro y aparte el señor
que atendía tenia cara de pocos amigos,
salimos de ahí en cuanto pudimos y vimos que en frente estaba el “hostal Don
Luis”, pensamos que podía ser una señal por eso del nombre de Luis, pero cuando
nos mostraron las instalaciones, nos llevaron a una azotea y allí había unos
cuartos totalmente descuidados y con solo una cama matrimonial, pero los baños
compartidos, se veían limpios, hasta el momento era el que mejor precio nos
había ofrecido pero si eran algo deprimentes y no queríamos comenzar el viaje
de esa manera. De regreso pasamos por otro que atendían unos jóvenes, al entrar
estaba un chavo con su guitarra tocando y otros dos señores jugando cartas en
la terraza, el cuarto que nos enseñaron era agradable pero el precio seguía un
poco arriba de lo que queríamos pagar.
Ya cuando íbamos de regreso hacia
el hotel vimos una calle iluminada y decidimos dar una última vuelta, ya iban a
dar las once de la noche y de pronto Luis vio que en una pared decía la palabra
hostal, nos acercamos y se veía un patio central bien iluminado y estaba una
jovencita, que nos dio informes pero nos dijo que esa noche ya estaban llenos
pero que mañana se desocuparían. Por el precio y lo que alcanzamos a ver no se
veía nada mal, pero tendríamos que regresar al siguiente día. Al salir nos fijamos que el nombre de la calle era 1 de
marzo, después regresamos a dormir.
Al siguiente día salimos del
hotel como a las diez de la mañana con las mochilas en la espalda y comenzamos
a caminar, decidimos llegar primero al hostal ese que vimos en la noche, no batallamos para encontrarlo, y nos dimos
cuenta que se llamaba hostal Luna Nueva, allí estaba la jovencita y nos dijo
que justamente acababan de arreglar el cuarto que ya se había desocupado, nos
invitó a pasar y desde que entramos vimos que el patio central estaba muy bien arreglado
con plantas y flores, cuando nos enseñó el cuarto vimos que
era justamente lo que ocupábamos y según el precio que nos había dado nos quedaba
perfecto , revisamos los baños y estaban muy limpios y también contaba con una
cocina equipada donde los huéspedes podían hacerse de comer. Todavía fuimos a
ver algunas otras opciones pero ninguna otra nos convenció.
Hoy es nuestro cuarto día en el
Hostal Luna Nueva y estamos muy contentos, hemos hecho uso de la cocina todos
los días, todo es muy limpio y la gente del hostal, así como los huéspedes han
resultado ser muy agradables.
Al parecer el habernos
encomendado a San Cristóbal, patrono de los viajeros, sirvió de algo, esperamos
que el destino siga acomodándonos las cosas para seguir cayendo en buenas manos
y en buenos lugares en el transcurso de nuestra aventura.
Escrito por David Herrera González.
24 de mayo de 2015.
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